Departamento de Humanidades UAM-AZC

Fuentes Humanísticas 64.- Perspectivas actuales de la literatura fantástica Latinoamericana

Información de la Publicación

  Publicación : Fuentes Humanísticas
  Presentación :
Magdalena López
Isabel Alcántara Carbajal
Michelle Monter
Edgar Rodríguez
Vladimir Villalobos
  Titulo : 64.- Perspectivas actuales de la literatura fantástica Latinoamericana

Número completo

 Resumen Presentación Dossier

Empezamos este texto con una aseveración: la presencia de la literatura fantástica en Latinoamérica es innegable.
Afortunadamente, la evidencia histórica nos respalda.
Basta mirar hacia atrás, o incluso parar la oreja, para encontrarnos con la amplia tradición de relatos legendarios que recorren el continente –como los compilados en Tradiciones Peruanas (1842) de Ricardo Palma, o bien, las recopiladas en Historias de vivos y muertos. Leyendas, tradiciones y sucedidos del México Virreinal (1936), de Artemio de Valle Arizpe–. Relatos que, por cierto, contienen en sí mismos la característica fundacional de las narrativas fantásticas e insólitas: la oposición entre dos cosmovisiones. Una racional, atravesada por el imperio de la ciencia y la razón, para la cual no existe otra realidad más que la alcanzada, de manera objetiva, por los sentidos; y otra irracional, cuya percepción de la realidad rebasa el universo tangible para mezclarse también con lo invisible dioses, espíritus, maleficios, etcétera, que también funge como parte fundamental en la construcción de la realidad.
Esta oposición entre lo racional y lo irracional; entre lo real y lo imaginario; entre lo tangible y lo intangible abre un espacio de lucha, de conflicto, cuyo choque posibilita la aparición de lo fantástico. Aquello que en términos todorovianos fue nombrado como la vacilación, o bien, el tiempo de la duda; es decir, ese momento crítico en el que la posibilidad racional y la irracional se encuentran ante algo que no puede ser explicado bajo ningún código, hasta entonces, conocido. De este modo, lo fantástico logra poner en jaque nuestro instinto racional para forzarnos a mirar los símbolos, los valores, las creencias con las que leemos y participamos de nuestra normalidad; para que nos replanteemos su validez e, incluso, su vigencia.
Al hacerlo, lo fantástico logra que veamos la parte oscura, silenciada y podrida no sólo del individuo, sino también, muchas veces, del cuerpo social.
Con base en lo anterior, no es gratuito que una pieza fundamental del fantástico sea el unheimlich, o bien, lo siniestro, que consiste en la manifestación de todo aquello que debía quedar oculto y secreto (Freud, 1919: 12). Esto resulta crucial, puesto que, al revelar el secreto —ya sea lo extraño en lo normal, o bien, lo invisible dentro de lo visible—, lo fantástico fragmenta la normalidad; por ello, en palabras de Roger Callois, “manifiesta un escándalo, una rajadura, una irrupción casi insoportable en el mundo real” (Callois, 1970, p. 11), pues lo fantástico, al transgredir el paradigma, rompe también con toda noción (y sensación) de certeza. En este sentido, lo fantástico está necesaria —e irremediablemente— vinculado al terreno de lo político en tanto, como afirma Rosemary Jackson, lo fantástico siempre refleja, entre líneas, lo no dicho y lo no visto de la cultura (Jackson, 1981, p. 6).

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