Departamento de Humanidades UAM-AZC

Fuentes Humanísticas 52.- Biografi?a, autobiografi?a, memoria y testimonio.

Información de la Publicación

  Publicación : Fuentes Humanísticas
  Presentación : Rocío Romero Aguirre
  Titulo : 52.- Biografi?a, autobiografi?a, memoria y testimonio.

Número completo

 Resumen Presentación Dossier

Proponer como tema para una revista académica la autobiografía, la biografía y el testimonio tiene la doble intención de convocar a especialistas en la cuestión de la identidad y su escritura, y la de conocer los modos en que los colegas conciben esos temas en la actualidad, particularmente porque la temática de este dosier se encuentra en un terreno fronterizo entre las artes y las ciencias sociales. Hoy por hoy las escrituras diversas que representan, problematizan o tematizan la conflictiva e inacabada constitución de la identidad (individual, social, nacional, étnica, sexual) ocupan el centro de las preocupaciones de diversas disciplinas. Este giro responde a un movimiento en que la construcción de la identidad parece cada vez más compleja debido a los triunfos de las reivindicaciones de las minorías, al desapego del yo (como construcción identitaria-social) con respecto a su género, a las propuestas que desde la filosofía muestran con claridad como el sujeto jamás deja de construirse y, por tanto, de mutar. Lo anterior quiere decir que los académicos que han tomado por objeto de estudio las escrituras del yo dejan ver simultáneamente un punto de inflexión de la cultura que otorga un lugar preponderante a la construcción identitaria a través de la escritura; y, esos mismos estudiosos con sus múltiples formas de interpretar y explicar ese fenómeno social, producen nuevas maneras de crear subjetividad.
El ejemplo paradigmático es Philippe Lejeune quien, al producir una definición de la autobiografía desde el punto de vista de la recepción, en 1973, no sólo abrió un profuso campo de reflexión y discusión, sino que, indirectamente, propuso un nuevo paradigma novelesco: el de la autoficción. Pues, como es bien sabido, el escritor francés Serge Dubrovsky en 1977 pro-pone dicho concepto al horizonte teórico como reacción a la clasificación que Lejeune plasmó en su famoso cuadro de distinción entre los pactos de lectura. En dicho cuadro Lejeune intenta mostrar de qué manera las relaciones entre el nombre del autor y el nombre del personaje producen diversos tipos de pacto de lectura. El teórico francés enfatiza la imposibilidad de que pueda conjugarse un pacto novelesco o autobiográfico cuando el nombre del autor coincide con el nombre del personaje. Así, indirectamente, Lejeune pone en el horizonte teórico una noción, aunque la presente en su ausencia; es decir, justa-mente al afirmar que esa conjunción de circunstancias no sería posible la hace existir. A la imposibilidad teórica que diagnosticó Lejeune, la literatura responde creando una posibilidad, como lo muestra Dubrovsky con su novela Fils (1977).
Ese bautizo conceptual permite mirar retrospectivamente un corpus hasta entonces incomprendido y, por lo tanto, ofrece nuevos horizontes de lectura de textos que habitaban el pasado de la literatura. Cuando hablo de esta nueva forma de leer ciertos textos literarios me refiero también a nuevas formas de subjetividad, pues ese entramado social y cultural al que llamamos subjetividad es también una masa textual cambiante.
El campo fértil de estudio de las escrituras del yo (biografías, autobiografías, confesiones, memorias, testimonios, diarios) ha producido nuevos conceptos; numerosos teóricos han aportado nuevas formas de pensar la identidad y académicos de todas las universidades han participado en el ejercicio incesante de trabajo sobre los discursos sociales, las manifestaciones públicas y la producción de textos en su relación con la construcción de identidades.
Para este número de la revista Fuentes Humanísticas hemos reunido textos que se preguntan por la textualización de la vida en la literatura, particularmente en torno a un concepto de gran importancia para los estudios literarios actuales: el de autoficción. Sin proponérselo, la convocatoria respondió mayoritariamente colaboraciones que emplean, aplican o re-flexionan sobre la autoficción y su naturaleza teórica o su plasticidad aplicativa.
A mi modo de ver, este profuso interés por la autoficción es síntoma de una nueva forma de concebir la literatura y, principalmente, de abordarla. La ambigüedad en el pacto de lectura que supone la propia creación ficticia pone frente a nosotros diversos cuestionamientos: ¿será que el pacto novelesco está cediendo paso a la autoficción, o más bien, el concepto de autoficción nos permite mirar de una manera distinta los géneros literarios y el papel del lector en su definición? El concepto de autoficción, y también el creciente interés por la escritura y su relación con la construcción de identidades dentro y fuera del arte, no sólo nos presentan una nueva forma de producción de literatura, sino también un nuevo modo de leerla, ya no únicamente desde un pacto de ficción o uno referencial, sino como un pacto ambiguo; por ello Alberca afirma que:

[...] la autoficción no es una novela auto-biográfica más, sino una propuesta ficticia y/o autobiográfica más transparente y más ambigua que su pariente mayor. La autoficción se presenta como una nove-la que simula o aparenta ser una historia autobiográfica con tanta transparencia y claridad que el lector puede sospechar que se trata de una pseudo-novela.

Hay entonces en nuestro modo actual de aproximarnos a la literatura un ejercicio de búsqueda de la diferencia y no del modelo, que se ubica en la frontera entre los géneros o, para decirlo de otro modo, los lectores actuales sostienen la ambigüedad que implica lo que Paul Ricoeur ha advertido al definir la identidad como aquello que se narra...

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